"Somos ricos en las sociedades civilizadas. ¿Por qué hay, pues, esa miseria entorno nuestro? ¿Por
qué ese trabajo penoso y embrutecedor de las masas? ¿Por qué esa inseguridad del mañana (hasta
para el trabajador mejor retribuido) en medio de las riquezas heredadas del ayer y a pesar de los
poderosos medios de producción que darían a todos el bienestar a cambio de algunas horas de
trabajo cotidiano?
Los socialistas lo han dicho y repetido hasta la saciedad. Porque todo lo necesario para la
producción ha sido acaparado por algunos en el transcurso de esta larga historia de saqueos,
guerras, ignorancia y opresión en que ha vivido la humanidad antes de aprender a domar las
fuerzas de la naturaleza. Porque, amparándose en pretendidos derechos adquiridos en el pasado,
hoy se apropian dos tercios del producto del trabajo humano, dilapidándolos del modo más
insensato y escandaloso. Porque reduciendo a las masas al punto de no tener con qué vivir un mes
o una semana, no permiten al hombre trabajar sino consintiendo en dejarse quitar la parte del
león. Porque le impiden producir lo que necesita y le fuerzan a producir, no lo necesario para los
demás, sino lo que más grandes beneficios promete al acaparador. Contémplese un país, civilizado.
Las ciudades; enlazadas entre sí con carriles de hierro y líneas de navegación, son organismos que
han vivido siglos. Profundizad en su historia, y veréis cómo la civilización de la ciudad, su
industria, su genio, han crecido lentamente y madurado por el concurso de todos
sus habitantes
antes de llegar a ser lo que son hoy.
Y aun ahora, el valor de cada casa, de cada taller, de cada fábrica, de cada almacén, sólo es
producto de la labor acumulada de millones de trabajadores sepultados bajo tierra, y no se
mantiene sino por el esfuerzo de legiones de hombres que habitan en ese punto del globo. Millones
de seres humanos han trabajado para crear esta civilización de la que hoy nos gloriamos. Otros
millones, diseminados por todos los ámbitos del globo, trabajan para sostenerla. Sin ellos, no
quedarían más que escombros de ella dentro de cincuenta años.
Hasta el pensamiento, hasta la invención, son hechos colectivos, producto del pasado y del
presente. Millares de inventores han preparado el invento de cada una de esas máquinas, en las
cuales admira el hombre su genio. Miles de escritores, poetas y sabios han trabajado para elaborar
el saber, extinguir el error y crear esa atmósfera de pensamiento científico, sin la cual no hubiera
podido aparecer ninguna de las maravillas de nuestro siglo. Pero esos millares de filósofos, poetas,
sabios e inventores, ¿no hablan sido también inspirados por la labor de los siglos anteriores? ¿No
fueron durante su vida alimentados y sostenidos, así en lo físico como en lo moral por legiones de
trabajadores y artesanos de todas clases? ¿No adquirieron su fuerza impulsiva en lo que les
rodeaba?
Cada máquina tiene la misma historia: larga historia de noches en blanco y de miseria; de
desilusiones y de alegrías, de mejoras parciales halladas por varias generaciones de obreros
desconocidos que venían a añadir al primitivo invento esas pequeñas nonadas sin las cuales
permanecería estéril la idea más fecunda. Aún más: cada nueva invención es una síntesis
resultante de mil inventos anteriores en el inmenso campo de la mecánica y de la industria. Ciencia
e industria, saber y aplicación, descubrimiento y realización práctica que conduce a nuevas
invenciones, trabajo o cerebral y trabajo manual, idea y labor de los brazos, todo se enlaza. Cada
descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en el
conjunto del trabajo manual y cerebral, pasado y presente. Entonces, ¿qué derecho asiste a nadie
para apropiarse la menor partícula de ese inmenso todo y decir: Esto es mío y no vuestro?" (Piotr
Kropotkin)
Por el núcleo confederal de CNT en Aranda de Duero.
martes, 4 de febrero de 2014
Piotr Kropotkin: todo es de todos. porque todo es el resultado de millones de trabajadores sepultados bajo tierra.
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